-No estés ahí, ponete aquí, a la sombra.. Asi.. debajo del árbol-
-No toques la baranda, que esta sucia -
-Juli, ¿a donde vas? vení acá, parate en este escalón, agarrate de la baranda, no te vayas a caer...
Llevo escuchando a esta abuela, tres veces a la semana, durante casi un mes.
Una de sus nietas, comparte la clase de natación con mi hijo, y la otra, que es mas pequeña aun no puede entrar al natatorio...
Me impresionó mucho el modo en el que esta mujer no podía relajarse ni un instante, ni siquiera cuando esta nena, una morocha preciosa de pelo largo y super enrulado, obedecia docilmente.
Llevo casi un mes observandola y preguntandome que mas hay alli.
Porque no somos quienes somos azarosamente, no señor. Somos el resultado de nuestras vivencias y nuestras decisiones.
Hoy llegó tarde y se puso a contarme que le pasó...
El médico que atiende a su esposo en su casa, se demoró un poco, y la enfermera que la ayuda a cuidarlo durante el día está de vacaciones. Se atrasó todo y su nieta llegó 10 minutos tarde a la clase, pero llegó.
Y ahí la vi, a ella, no a la mujer de la coraza que iba y venia y cada dos minutos impartía una orden. No. Vi a Beatriz, con sus ojos cansados, rodeados de arrugas, intentando seguir adelante con todo, cuidando y protegiendo a su familia y tambien, pidiendo a gritos, que alguien, algun dia, cuide un poquito de ella.
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Me gustó mucho esta historia,porque a pesar de que todavía no soy abuela y mi marido no está enfermo, después de 30 años de casada, 4 hijos y varias vivencias tristes en el transcurso de mi vida, me siento un poco Beatriz. Gracias. Laura (La Nonna Tejidos Artesanales)
ResponderEliminargracias por pasar Lau, y por tomarte un ratito para dejar el comentario. Cada una de las cosas que vivimos nos hacen quienes somos.. Con tiempo y paciencia intentamos transmutar esos momentos tristes, en recuerdos, nostalgia, aprendizaje... A veces nos sale, a veces, no... Todos tenemos algo de Beatriz en nosotros. Te mando abrazo grande. Ile-
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